La pesadilla de una niña comienza…
Hace algunos años, mi familia y yo nos mudábamos a la nueva casa, siempre habíamos vivido en lugares rentados, no teníamos mucho dinero, pero mis padres habían estado ahorrando durante años de lo poco que ganaban. Encontraron un terreno en venta, era un terreno que ya tenía 2 casas construidas, una de ellas ocupaba gran parte del terreno, pero estaba vieja y descuidada...
Parecía que hacía mucho que la habían abandonado, la otra, que en realidad no era casa, sino un departamento pequeño, era allí donde mis padres planearon que viviéramos, compraron el terreno, sin importarles la horrible casa que allí estaba, pues pensaron en reformarla o derribarla cuando tuvieran más dinero, lo cual no sería pronto.
Éramos solo mis padres y yo, y cuando llegué al pequeño patio de la nueva casa, aquella construcción vieja y cuarteada acaparó mi atención, me daba escalofríos el simple hecho de tener que entrar allí algún día.
Durante las primeras semanas todo estuvo tranquilo, era muy bonito vivir en ese cómodo departamento, nada que ver con mí casa anterior, y por supuesto ya no teníamos que pagar renta, así que mis padres se veían más felices y despreocupados.
Nunca noté nada raro en esa casa, solo el hecho de que la casa de en frente era horrible, pero me escabullía para jugar incluso detrás de esa horrible casa.
Mis primos y mis tíos se enteraron de nuestra nueva adquisición, por lo que no pudimos negarnos a que vinieran a conocer el lugar, y que compartiéramos una apetitosa parrillada todos juntos en familia.
Mis primos como siempre querían jugar todos al fútbol, y aunque no era tanto de mi agrado, tuve que aprender para no quedarme sola siempre que estaba con ellos, mi primo más pequeño había traído su balón nuevo, y así como pudimos improvisamos una cancha de fútbol.
Todos trataban de demostrar que eran los mejores, y que podían meter un gol desde el otro lado del patio, yo solo los veía y sentía vergüenza ajena, pero… así eran ellos, y yo no podía hacer nada al respecto.
Uno de ellos pateó el balón con tanta fuerza, que llegó a romper la ventana del segundo piso de la casa vieja. Mis tíos y mis padres estaban tan concentrados en lo suyo, que no escucharon el balonazo, ni nuestros gritos de angustia.
Mi primo lloraba porque le encantaba esa pelota, y ninguno de nosotros nos atrevíamos a entrar por ella, ni siquiera mis primos mayores querían ir… - Bueno… es mi casa, así que yo voy…
Dije exhalando una boconada de aire, sabiendo que probablemente me arrepentiría de haber tomado aquella decisión.
Me aproximé a la puerta, que estaba llena de polvo, y desde afuera se distinguía el olor a humedad que imperaba allí dentro, giré el viejo pomo... y al abrirla... se escuchaba el rechinar de las bisagras.
Me llené de terror, pero no podía volver atrás, todos los muebles estaban cubiertos con sábanas blancas, habían telarañas, y varias figuras de porcelana despostilladas y otras incluso rotas, como si alguien las hubiese estrellado lleno de rabia contra el suelo, seguro en aquella casa vivieron cientos de familias, junto con varias décadas de antigüedad.
El sonido de mis pasos era demasiado fuerte... tanto... que parecía que se iba a romper el piso de madera.
Cuando llegué al pie de la escalera, escuché pasos ajenos a los míos en la planta de arriba… mi corazón se paró, no podía moverme, y pronto… lo que parecía ser un balón... hacía ruidos rebotando contra el suelo de arriba.
El sonido parecía acercarse, hasta que lo vi rebotando en el primer escalón, pero se quedaba ahí como si alguien impidiese que cayera en el siguiente escalón.
Al instante… una extraña niña, vestida de negro, se asomó solo un poco para que yo pudiera verla, pero en el mismo momento se escondió.
Seguí mirando hacia esa dirección... había escuchado acerca de los fantasmas, pero mis padres nunca creyeron en eso, y me dijeron siempre que no eran más que mentiras... yo no sabía qué creer, solo sabía que esa niña no era normal.
Se apareció de golpe al final de la escalera, sosteniendo en sus manos la pelota, como si quisiera devolvérmela, pero quería que yo me acercara a ella.
Lo hice despacio… escalón por escalón, mientras ella no me quitaba la mirada de encima, y cuando estuve justo en frente… ella se quedó mirándome… sostuvo el balón con una sola mano, haciendo un gesto con la otra, y una fuerza invisible hizo que perdiera el equilibrio y cayera rodando por las escaleras.
Cuando llegué al piso de abajo, la encontré a ella… mirándome, sostenía el balón con la misma mano, pero de una forma extraña, que a cualquier otra persona se le hubiera terminado cayendo… pero la otra mano se hallaba extendida frente a mí, como si me quisiera ayudar a levantarme.
No pude… no pude hacerlo, solo me arrastré hacia la puerta como pude, la abrí de golpe, haciendo un esfuerzo sobrehumano y salí de allí.
Yo estaba en shock, con la mirada perdida… todos mis primos me preguntaban que qué me había pasado… pero yo no podía ni siquiera hablar… solo movía los ojos de un lado a otro, pues tenía miedo de que esa niña apareciera en la ventana.
Luego de unos minutos… cuando ya estuve más tranquila… mi primito me preguntó por su pelota, pero le dije que no la había encontrado, y que para que no estuviera triste, yo le compraría una nueva con mis ahorros… lo cierto es que prefería perder un poco de dinero, antes de volver a entrar en aquel lugar.
Continuará...
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