La historia del miedo provocado por un fantasma maligno…
Los días pasaron, y como siempre yo pasaba sola en mi casa, tenía miedo de cualquier cosa, al menor ruido, parecía que saldría volando por el techo de un salto...
Pasó una semana, pasó otra, y nada, hasta que me sentí relajada porque creí que lo que fuera que haya sido lo que me espantó, ya se habría marchado.
Pasaba sola las tardes, pero mis padres llegaban en la noche de su trabajo, y siempre dormían en casa. Un día los invitaron a un compromiso, no pudieron decir que no, de modo que yo tenía que hacerme a la idea que estaría sola por lo menos hasta las 3 o 4 de la mañana. Cuando se fueron, me asomé por la ventana, miré fijamente la ventana superior de aquella casa vieja, y al no encontrar nada, cerré las cortinas y me fui a dormir.
Ya estando bajo las cobijas todo era silencio, hasta que la puerta de mi departamento se abrió, dejando el eco del sonido del golpe que dio contra la pared, creí que eran mis padres, pero… ¡qué raro!, no había escuchado abrirse la puerta de calle, escuché también los pasitos apresurados de alguien que corría por el pequeño pasillo con unos zapatitos que parecían ser los de una niña.
Yo solo temblaba en mi cama, me tapé la cara con las cobijas, y me di cuenta de que lo que había entrado en mi casa, era algo que me había estado esperando sigilosamente, era algo que poseía una paciencia infinita.
Ese algo, corría por el pasillo que daba a la puerta de mi cuarto, corría hacia mi cuarto, patinaba un poco al llegar a la puerta, chocaba con esta, y corría de regreso. Lo hizo varias veces, corría y corría, y se reía, parecía estar divirtiéndose mucho.
Pero en un momento se detuvo frente a mi puerta, lo sabía porque sus pasos dejaron de sonar. Luego de un largo minuto, golpeó a la puerta de mi cuarto 2 veces…
- TOC! TOC!
- Ábreme por favor…
- TOC! TOC! TOC! TOC!
- Por favor ábreme… solo quiero que estemos juntas ¿siiii?
Decía desde afuera con voz dulce, pero a la vez malvada, yo me moría del miedo, pero no podía hacer nada más que quedarme allí, y comencé a llorar cuando los golpes en la puerta fueron más fuertes, parecía que rompería la puerta y entraría como sea, estaba furiosa porque yo no le hacía caso.
¡Ábreme!!!!
Exclamó con una voz grave que no parecía de este mundo, con enojo, y yo tenía miedo... tanto... que no me atrevía ni a sacar el brazo fuera de las cobijas.
Entonces la puerta dejó de temblar, y cuando pude abrir los ojos, me encontré de frente el rostro de aquella niña, mirándome con las manos puestas en las mejillas, me miraba con una sonrisa, una sonrisa que no podría tenerla ni la niña más malvada de este mundo. Extendió su mano hacia mí como aquella vez, y puso en su rostro una expresión de ternura, entonces me dijo…
No temas, hoy no voy a hacerte nada... por hoy ya obtuve lo que quería de tí… Se apartó de mi cama rápidamente, riendo y suspirando fuerte, parecía que flotaba, pues no volví a escuchar sus pasos mientras se alejaba, no pude dormir durante las horas que siguieron al macabro suceso, hasta que llegaron mis padres, y fue solo entonces que yo pude conciliar el sueño.
Pero lo que llegué a soñar no era algo normal, pues soñaba que me encontraba en esa misma casa, pero otras personas la habitaban, mis padres en esa realidad no existían.
Pronto me di cuenta de que esas personas no notaban mi presencia, así que yo caminaba libremente por la casa, esperando ver algo que me proporcionara alguna explicación de lo sucedido.
En mi departamento vivía una familia que tenía 3 hijas de entre unos 7 y 12 años… eran unas niñas malcriadas y manipuladoras, sus padres hacían todo lo que ellas querían, comencé a seguirlas… salieron al pequeño patio, y desde allí pude ver a la niña que me atormentaba, solo que sin la maldad que yo conocía de ella, las miraba con ilusión de poder parecerse a ellas, tan fijamente, que ellas se dieron cuenta, la señalaban, se reían, mientras ella solo abrazaba a su vieja muñeca con tristeza por no poder ser libre.
Las chiquillas malcriadas comentaban cosas sin entender que no era culpa suya el ser diferente, pero al ser niñas, sus risas no duraban más que un momento, pues se distraían con cualquier otra cosa.
La pequeña no se enojaba con ellas, sabía que no entendían, y que nunca entenderían.
Me escabullí a la casa de la niña, y debo decir que era muy bonita, llena de flores y de luz, su familia parecía tener mucho dinero… siendo así, yo no entendía por qué la pobre estaba mal vestida, y con una muñeca vieja y rota. La familia se encontraba disfrutando de su almuerzo, pero en la mesa había un lugar vacío, y lo más extraño era que no se inquietaban por llamar a quien faltaba.
Subí las escaleras, y al fondo… del pasillo, se encontraba una puerta tapiada, llena de cadenas y candados, solo había un pequeño espacio bajo la puerta, donde aún permanecía lleno un plato de comida. Me acerqué a la puerta, la pobre niña lloraba, me daba curiosidad entrar allí, pero… ¿cómo si estaba la puerta tan bien cerrada?.
Pero recordé que no era más que un sueño, así que en ese momento yo era como un fantasma… podía atravesar la puerta… ¿verdad?
Pude entrar, la niña… vestida con harapos, en ese cuarto pestilente, paredes cuarteadas, una cama que era ya un despojo, y la poca luz que entraba por la ventana, todo era un complemento al llanto de la pobre alma. ¿Cuál podía ser la explicación de que a nadie le importara esa criatura?.
Yo meditaba todo aquello, mientras me daba cuenta de que la niña alzaba la mirada, y plantaba sobre mí sus ojos, pues no se explicaba por qué había alguien más allí con ella.
- Hola –le dije-
- Ho… hola –me dijo tartamudeando un poco-
- ¿Por qué estás aquí encerrada? –le pregunté con preocupación-
Ella al darse cuenta de mi interés sincero, y al no haber tenido con quién hablar en mucho tiempo me contó…
Mi familia me ha maldecido, éramos muy pobres, ellos querían comprar esta casa, no solo rentarla, y querían tener lujos, los lujos que nunca pudimos darnos, hubieran sido capaces de todo con tal de dejar de ser pobres, hasta de dejar de quererme.
Me entregaron a un espíritu malo, que se la pasa aquí conmigo, cuando lo llamaron, le pidieron ser ricos, pero él les respondió que quería algo a cambio, a la menor de sus hijas que era yo. Llevo 3 años aquí encerrada, esa fue la condición, y que tampoco podían hablar conmigo, me tengo que morir aquí encerrada junto a él.
Me duele ver cómo mi familia se la pasa bien a costa de mi dolor, de mi vida… Terminó de decirme la niña con lágrimas en los ojos, pero de golpe sus ojos se abrieron, y una expresión de sobresalto salió de ella… observaba a algo o alguien detrás de mí, cuando volteé la mirada, solo encontré un par de ojos rojos, sin rostro alguno, que me observaban con rabia.
Sentí un fuerte golpe en la nuca, y caí al suelo… cuando me desperté, estaba en mi cuarto, y éste lucía como siempre, yo había salido del sueño.
El reloj marcaba las 8 pm, de nuevo era hora de irme a dormir, yo no paraba de mirar hacia la ventana de enfrente, la del cuarto de la niña, pero nada, todo estaba tranquilo.
Sentía algo de alivio porque ya era hora de que mis padres llegaran, pero pasaban los minutos, y nada.
El reloj marcó las 9 pm, y yo aún estaba sola, comenzó a llover a cántaros, y pensé que sería tal vez por eso que mis padres no llegaban, pues cuando llueve, en unas partes de la ciudad llueve primero, así que me senté en el sillón de la sala a esperarlos, todo con el pretexto de cenar juntos, pero los segundos eran eternos.
Tal vez sería por la lluvia, pero de golpe… se fue la luz, y escuché un gruñido afuera de la puerta, y una voz que decía…
- ¡Ábreme!... ¡Ábreme!
Era una voz que al hablar sonaba como mil voces diferentes en una.
- ¿Qué quieres? – le grité desesperada -
- A ti –respondió susurrando tras la puerta
- Ellos no terminaron de pagarme – dijo con voz dulce, acariciando la puerta de manera enfermiza-
Todo se quedó en silencio, y la puerta de calle se abrió, cuando vi por la ventana que eran mis padres, no cabía en mí de tanta emoción, pero la expresión de sus rostros no era la de siempre.
Abrieron la puerta de golpe, mi padre me jaloneó bruscamente, y me arrastró hasta mi cuarto, donde permanecí encerrada hasta el día de mi muerte, siendo acosada por un demonio… que ahora… se ha convertido en mí.
¿Quieres más novelas de terror?, no te preocupes,aquí te dejo estas para que las disfrutes...
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